Para encontrar un nuevo camino hay que salirse de la huella y dejar el caminito seguro por el que andamos siempre, animarse a lo nuevo y a su peligro. Un camino nuevo tiene sobre todo dudas, miedos, preguntas. Un camino nuevo solo nos dice que nos llevará a un lugar nuevo, mejor o peor, pero eso no lo sabemos. Un camino nuevo te puede llevar hacia un tesoro o hacia un abismo, nunca se sabe. Uno cree que llega a nuevos caminos pero la realidad es que los caminos nuevos llegan a nosotros. Si queres que pase algo distinto tenes que hacer algo distinto. Si queres llegar a un lugar nuevo tienes que tomar un camino nuevo. Avanzar sin saber a dónde vamos, eso es lo que nos asusta y atrae de los nuevos caminos. Aveces las personas deciden a abrirse a nuevos caminos en busca de felicidad, pierden pequeñas alegrías por lograr conseguir la gran felicidad, la cual llega por si sola. La alegría afirma la vida, ilumina tu alma, convierte tus ojos. La alegría mantiene vivo el niño que llevas adentro, esta te ayuda a ver la vida como un juego, en simples momentos hace desaparecer tus problemas. Hace que la desesperación sea menos desesperante, que el dolor duela menos y que el placer sea más placentero. La alegría da esperanzas, nos reúne, nos anima a compartir. La alegría es eso que dejas pasar buscando lo que se supone que te dará alegría.
La alegría es el único virus bueno y contagioso, es una fe profunda en el futuro, es una puerta abierta a nuestro verdadero ser. Lo mejor de ella es que cuesta menos que la electricidad y da mas luz.
Aveces no todos los que preguntan están perdidos, no todos los que lloran están tristes y no todos los que sonríen están realmente felices. Las apariencias engañan y aveces creemos nuestra propia mentira, queremos convencer a nuestra mente que estamos realmente contentos con nuestra vida y rechazamos pequeñas alegrías por solamente creer hacer lo correcto, cuando es lo menos indicado. Primero debemos estar felices con nosotros mismos. Dicen que la vida es como un espejo te sonríe si la miras sonriendo. Aveces somos tan ignorantes que ignoramos a quien nos quiere, queremos a quien nos ignora, amamos a quien nos hiere, herimos a quien nos ama.